Before the shooting

You don't want my opinion. I am not of that moldable dough you know. The lights follow one after the other annihilating the shadows. I can paint or write. If I write, then shut up. This gift is legendary. It was born with me. I allow you to use your brain on a strange condition. Did you know you have a brain? It's been defective.

It overwhelms you to think. In this little titan that rearranges words. Metaphors. Alkaline solutions and pigments. Always with coins in your pockets. Paying the grim reapers. Visiting the ebony, blurring in all the thoughts that flow. In this latent mediocrity of fireflies and moss. I can survive. Write covering tonalities, awakening rusty consciences.

I write, sempiternal. Someone dictates in my ear. My fingers just clatter on the keyboard. I show you how irrelevant it is that you use my very words. They're floating as I walk out into the street. To that disparate universe of people like ants. Someone pulls out a knife. Threatens the others. The police have brought these dogs that intimidate. The great mass gathered, sees only the vibrant colors. The blues, the steel, the backpacks in the air. Pin some birds with pins to show textures. Dogs tear at fur. People run in all directions. They've spluttered guns. You can see the smoke in their barrels. That gunpowder effect, smeared with titanium white and a hint of black. The sky is gray, I run twenty millimeters the birds. Analytical geometry allows me to round the shapes of the clouds. Reconfigure the angle. A few drops of blood in the image. An arm was shattered by a bullet. I'm still leaning on a pole. I can narrate you as an omniscient narrator, pry into consciences. Especially if the shooting has started and there is no such knife.

No quieres que opine. No soy de esa pasta moldeable que conoces. Las luces se suceden aniquilando las sombras. Puedo pintar o escribir. Si escribo, entonces calla. Este don es legendario. Nació conmigo. Te permito usar el cerebro con una extraña condición. ¿Sabías que tienes cerebro? Ha estado defectuoso.

Te abruma pensar. En este pequeño titán que reordena las palabras. Metáforas. Soluciones alcalinas y pigmentos. Siempre con monedas en los bolsillos. Pagarle a las parcas. Visitar el érebo, difuminarme en todos los pensamientos que fluyen. En esta latente mediocridad de luciérnagas y musgo. Puedo sobrevivir. Escribir cubriendo tonalidades, despertando conciencias oxidadas.

Escribo, sempiterno. Alguien me dicta al oído. Mis dedos solo repiquetean sobre el teclado. Te muestro lo irrelevante de que uses mis mismas palabras. Están flotando mientras salgo a la calle. A ese universo dispar de personas como hormigas. Alguien saca un cuchillo. Amenaza a los demás. La policía ha traído a estos perros que intimidan. La gran masa reunida, solo ve los colores vibrantes. Los azules, el acero, las mochilas en el aire. Prender algunas aves con alfileres para mostrar texturas. Los perros desgarran la piel. La gente corre en todas direcciones. Han balbuceado las pistolas. Se ve el humo en sus cañones. Ese efecto de pólvora, difuminado con blanco titanio y una pizca de negro. El cielo es gris, corro veinte milímetros las aves. La geometría analítica me permite redondear las formas de las nubes. Reconfigurar el ángulo. Algunas gotas de sangre en la imagen. Un brazo fue destrozado por una bala. Sigo recostado en un poste. Puedo narrarte como un narrador omnisciente, husmear en las conciencias. Sobre todo si han comenzado los tiros y no existe tal cuchillo.