Cada uno desayuna para empezar el día como quiere
Una mañana soleada y tranquila marca el inicio de dos formas distintas —pero igual de válidas— de comenzar el día.
En la primera imagen, alguien ha elegido un ritual al aire libre. Sobre un suelo colorido, casi poético, descansa un mate recién preparado, una botella térmica Stanley que promete agua caliente constante, y un libro que invita a soñar en grande: Resultados Extraordinarios de Bernardo Stamateas. Es un desayuno mental y espiritual, donde el silencio y la reflexión son el pan de cada día. Para esta persona, el verdadero combustible matutino es la introspección y la búsqueda del crecimiento personal.
En la segunda imagen, otra persona opta por el placer de los sentidos. Un desayuno clásico en casa: jugo de naranja, café con leche y una pieza de hojaldre dorado. Cada sorbo, cada bocado, es un pequeño homenaje a lo cotidiano. No hace falta más que un buen sabor y la calidez del hogar para iniciar el día con energía y alegría.
Dos estilos, dos mundos, un mismo objetivo: comenzar el día con lo que hace bien al alma. Porque al final, cada uno desayuna para empezar el día como quiere.