Hola a todos. Esta vez, después de participar previamente, quiero unirme a un concurso organizado por @solperez para el 148.º Concurso de Arte y Escritura. Invito a mis amigas @almacaridad, @carmari y @rosmarycar91 a participar.

Se llama Rani, madre de tres niños pequeños. Aunque luce cansada tras trasnochar cuidando al más pequeño, que tiene fiebre, su rostro aún irradia ternura y entusiasmo.

Sus hijos están sentados en fila sobre la estera, esperando con ojos brillantes. Rani sirve arroz en platos pequeños y lo comparte con guarniciones sencillas: tortillas y rodajas de pepino. Da de comer al más pequeño mientras se ríe de vez en cuando del comportamiento gracioso de su hijo, que rechaza las verduras pero come huevos con avidez.

Mientras tanto, los otros dos niños comen solos con avidez, pidiendo de vez en cuando más arroz. Rani se sienta entre ellos, observándolos con cariño. Para ella, ver a los niños comer felices es la mayor felicidad. Ella misma no ha tenido tiempo de comer, pero la gratitud la llena el corazón. “Come despacio, hijo”, dijo con dulzura, limpiando la boca de su hijo menor con la comisura de su chal.

Una llovizna empezó a caer por la ventana, refrescando aún más la mañana. Rani miró afuera un momento y luego volvió a mirar a sus hijos. En su corazón, rezaba para que crecieran sanos y felices, aunque la vida no siempre fuera fácil.

Para Rani, alimentar a sus hijos era más que una tarea diaria. Era la expresión más profunda del amor: sincero, paciente e incondicional.