En este mar profundo que se llama Steemit, cuyas aguas recorren el mundo entero; en mis inicios formé parte de un cardumen y navegué con amigos talentosos y extraordinarios que, por una razón u otra, terminaron siendo tragados por el desaliento y el desgano de sentirse "uno más del montón" cuando ellos se creía muy talentosos y, en efecto lo eran, pero impacientes también; y la impaciencia en Steemit es mortal. De modo que cada uno navegó hacia otros mares, y de ese grupo quedamos tres pecesitos rezagados, que hemos nadado empecinadamente fuerte para no ser tragados por nadie y menos por nuestros "egos". Esos tres pecesitos moramos ahora en una Casa de sueños posibles, que se llama #Venezolanossteem: @marcybetancourt, @evagavilan y yo.

Confieso que mi crecimiento acá ha sido muy orgánico. Si pudiera compararme con alguien sería con el bambú japonés:

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes. Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas estériles.

Yo, al igual que el bambú japonés tengo siete años en Steemit; mis raíces han crecido internamente, y ahora es cuando he sido más visible. El tiempo que he tenido acá ha sido de mucho crecimiento intelectual y espiritual. Estar aquí ha sido una de las mejores cosas que ha pasado en mi vida.

Steemit no solo ha sido importante para mí, sino también para mi familia, quienes me han apoyado para tomarnos fotos, para hacer recetas o manualidades, en fin, todo lo que les proponga. Y para muestra un botón: